Las leyendas han sido un eje fundamental para la cultura de los todos los paĂses al rededor del mundo. Varias de estas han sido reconocidas a nivel mundial, tales como las leyendas griegas, egipcias, del norte de Europa y por supuesto del continente americano. AĂșn entre toda esta gama de leyendas hay algunas, pertenecientes a paĂses como Bolivia, que pueden pasar desapercibidas.
Una de estas es el caso de la leyenda de “El Silbaco” de la regiĂłn chaqueña y el Este boliviano, en la que se le describe como un ave nocturna desconocida (debido a que nadie la ah visto) que emite un gran y estruendoso silbido capaz de helarle la sangre a cualquiera que lo escuchase, cuentan que ese silbido puede pasar de escucharse como si se encontrara a un costado del oyente a estar a varios kilĂłmetros en un par de segundos.
Sin embrago este ser, lejos de ser alguna especie aviaria desconocida, es un ente sobrenatural. Un alma en pena que vaga por las tierras del chaco, al que le atraen los movimientos de las personas en la quietud de la noche. Se asegura que tratar de imitar su silbido solo provoca la ira del espĂritu que en represalia deja caer un pila de huesos humanos sobre su victima, la cual con algo de “suerte” solo enloquecerĂa del susto.
Muchas personas han relatado sus experiencias y encuentros con esta criatura a lo largo de los años, y las historias de este ser eran pasadas de boca en boca por varias generaciones, recientemente en El PaĂs Online se ha publicado la versiĂłn mĂĄs conocida de la historia.
El escritor RenĂ© Aguilera Fierro relata en su libro “Leyendas, Cuentos y Tradiciones” la historia de este ser de la siguiente manera:
SolĂa ser en vida un leñador local de nombre Pedro, apodado El Silbaco por su manĂa de silbar, que se habĂa enamorado de una de nombre MarĂa con la cual contrajo matrimonio en una parroquia del pueblo vecino.
Al momento de tener a su primer hijo, fue Pedro quien realizó el bautizo debido a una ocurrencia suya y no haberlo llevado a la parroquia, el incidente se repitió con su segunda hija y a partir de ese entonces Pedro comenzó a sufrir de una extraña enfermedad, que le provocaba un apetito voraz que preocupaba a su esposa y amigos.
Cuando naciĂł su tercer hijo volviĂł a repetir la ceremonia del bautizo a pesar de las protestas de su esposa, y poco tiempo despuĂ©s sus hijos fueron a entregarle su raciĂłn de comida para el almuerzo cuando lo vieron durmiendo cerca de un ĂĄrbol y para su horror vieron que le faltaba una pierna y un brazo. fue tanto el miedo que los niños se fueron lo mĂĄs rĂĄpido que pudieron a decĂrselo a su madre.
Al atardecer Pedro habĂa despertado y esa hambre descomunal se habĂa vuelto incontrolable cosa que lo llevĂł a devorar a las gallinas y cerdos del pueblo asustando a los habitantes del mismo, pero aĂșn no era suficiente y lleno de cĂłlera y desenfreno buscaba a su esposa e hijos.
Mientras que marĂa habĂa acudido a la iglesia debido a un mal presentimiento que tenĂa desde la tarde, el cura al escuchar a la mujer dedujo que Pedro al bautizar a sus propios hijos se habĂa condenado y ahora buscaba la fuente de su condena para devorarla y cumplir su castigo.
El sacerdote procediĂł a impartir la bendiciĂłn a MarĂa y el bautizo adecuado a los niños para evitar su destino a manos del condenado, una vez echo eso el sacerdote y los vecinos de la zona debĂan de terminar con el problema restante.
Lograron someter a Pedro que estaba en las puertas de la Iglesia tratando de alcanzar a su familia, lo ataron a un poste en las cercanĂas y realizaron una hoguera mientras el religioso oraba por la salvaciĂłn de su alma, mientras los gritos, lamentos y maldiciones del leñador cesaban junto con su vida.
Se dice que el infortunado leñador se transformó en una pequeña y frågil avecilla de color blanco, dio un revoloteo al rededor de la hoguera, levantó vuelo y se perdió en la noche emitiendo un delgado silbido, largo profundo penetrante y electrizante. Seguidamente varias aves similares a esa salieron de lo que quedaba de la hoguera.

Si bien Bolivia tiene un buen repertorio de leyendas y cuentos en su haber, muchos de estos pueden ser desconocidos fuera de las fronteras, como lo es el caso de la leyenda de “El Silbaco”, esto debido a su similitud con la leyenda de “El GuajojĂł” por su temĂĄtica de aves que producen un sonido que genera una gran sensaciĂłn de miedo en aquellos que lo escuchan.
Pero la razĂłn que mĂĄs afecta a que esta leyenda no sea mĂĄs conocida lejos de su zona de origen, se debe a su gran paralelismo con la leyenda de “El SilbĂłn” de las regiones de los llanos de Colombia y Venezuela. A diferencia del Silbaco, El SilbĂłn es un ente mĂĄs conocido a nivel internacional e incluso es parte fundamental de la cultura Colombiana y Venezolana. A tal punto que una estatua suya es una atracciĂłn del Parque Las Malocas en Colombia.